La secta «Aum Shinrikio». Un líder invidente pero mortal y todos sus crímenes.

Como hemos visto, ha habido miles de teorías pero también ha habido personajes que no solo predicen o vaticinan el fin de los tiempos; sino que han intentado asegurarse de que se lleve a cabo. Hoy les hablaré de Aum Shinrikyo.

Militantes de la secta desfilando con mascaras del rostro del líder Shoko Asahara

Se hizo muy famosa por el ataque al Metro de Japón con gas sarín en 1995, pero pocos saben que el horror comenzó un año antes, en 1994 cuando los japoneses se enorgullecían de ser un país con bajísima criminalidad y de gran unión social, sin embargo en la madrugada del 28 de Junio de ese año, pasaba sigiloso un camión esparciendo un gas altamente venenoso conocido como gas sarín; provocando náuseas, visión distorsionada, vómito entre aproximadamente 400 personas y finalmente la muerte de 7.

La secta, dirigida por un hombre casi ciego llamado Shoko Asahara, decía ser un tipo de Mesías reencarnado, y su misión era salvar a la gente de una 3a guerra mundial en el 1997; claro está a todo aquel que estuviese de acuerdo con su ideología. Al momento de los hechos en Matsumoto, había logrado la cantidad de cerca de 10mil adeptos a su secta, entre ellos incluso algunos militares y personal de la policía.

¿Cómo se formó la secta?

El 2 de marzo de 1955 nace Chizuo Matsumoto, padeció glaucoma infantil por lo que a muy temprana edad perdió la vista totalmente de un ojo y parcialmente del otro; sin embargo debido a dicha discapacidad se le otorgó ayuda económica para realizar sus estudios, de ese modo logró graduarse en 1977 en medicina y acupuntura. Más adelante se dedicó a viajar para aprender y convertirse en Maestro de alto rango de yoga, budismo y astrología china. Aunque fue hasta 1987 que en un viaje a la India anunció que había alcanzado al iluminación total y de ese modo entre sus alumnos de yoga y otros discípulos que había ido consiguiendo fue como fundó su secta con el mismo objetivo de que todos sus adeptos alcanzaran la iluminación y fuesen salvados.

Su principal ideología se basaba en la creencia de que llegaría la 3a guerra mundial con absoluta seguridad en 1997 y que solo los corazones más puros se salvarían. Para ser 100% puros les pedía que le entregaran todas sus pertenencias y bienes. Debían renunciar a lo material, pero dárselo a él claro está y a los que no estaban de acuerdo con sus ideas definitivamente era porque su corazón era impuro e insalvable.

Por ejemplo, un estudiante muy brillante de Física, una vez que se alistó en la secta Aum, no mostraba realmente intención de entregarlo todo a la secta y vivir en su sede cuando lo que tenía que hacer era cortar todas sus relaciones tanto familiares como de amistades en señal de compromiso. El mencionado joven había sido seleccionado para trabajar en el laboratorio de una renombrada empresa lo cual le hacía inclinar fuertemente la balanza a una vida socialmente sana. Sin embargo, Asahara lo convenció para que declinara la oferta. “¿Quién salvará el mundo, si los jóvenes como tú no lo hacen?” El chico una vez más fue seducido por las palabras del líder y dejó de lado amigos y familia, con los que tenía buena relación, y de ese modo seis años más tarde sería identificado como uno de los asesinos ejecutores con gas sarín en el metro de Tokio.

Shoko Asahara continuaba publicando libros y daba multitud de talleres y conferencias. Una de las tácticas que mejor le funcionaban era lograr que las personas quizá un poco fastidiadas de que todo fuese tan fácil y tan material se cuestionaran a sí mismos el porqué o para qué de su existencia, ese era su mejor gancho; se puede decir que eran los alcances de la era «New age» y los inicios del «Mindfullnes». Ese particular contexto hacía que entre los discípulos se encontraran estudiantes no solo de nivel universitario común, sino muchos de ellos de grados mayores a la licenciatura y en general estudiantes de brillante historial académico.

El gobierno de Japón aceptó concederle el título de «Religión» en 1987 y con ello la cantidad de adeptos aumento considerablemente, llegando a países incluso como Alemania, Sri Lanka y Estados Unidos.
Una vez que ya tenía miles de adeptos, faltaba que comenzaran las pruebas de que él era Mesías, o Budha, o Shiva (ya que su religión era una mezcla de yoga, cristianismo y budismo); así que para ello debían ocurrir ciertas cosas que lo demostraran, es decir indicios de que en verdad la 3a Guerra mundial ocurriría en esos próximos días.

Y pues para qué esperar a que ocurrieran solas, él les daría un pequeño empujón.

De este modo, Asahara planeó que si ocurría un grave atentado que perjudicara a miles de japoneses sería fácil que se culpara en primer lugar a los Estados Unidos, y de este modo comenzara la 3a guerra mundial que tanto esperaban él y sus fieles para demostrar que él sería su salvador.

El ataque al Distrito de Matsumoto

Regresemos a aquel ataque en Nagano por medio de un camión esparciendo gas sarín a los vecinos mientras dormían. Pero ¿qué tenía de especial esta localidad para un ataque de este tipo? Pues resulta que ahí vivían personas contrarias a su ideología que habían iniciado una demanda contra la secta como un terrateniente que había demandado a Asahara, apoyado por otros jueces que eran sus vecinos; así que previendo que posiblemente perdería el juicio, ordenó esparcir el gas al rededor de sus viviendas. Su táctica funcionó pues los jueces fueron afectados y no acudieron a la audiencia.

Esta táctica la usaba el líder de la secta para desviar la atención hacia otros sospechosos; lo cual de nuevo, le funcionó bien ya que la policía japonesa no aceptaba la idea de que se tratara de terrorismo. Acusaron primero a los radicales del Ejercito Rojo Japonés y Norcorea.

En aquel incidente saltó el nombre de Kono Yoshiyuki quien, junto a su esposa, fue una de las víctimas más mediáticas. Al parecer a Yoshiyuki al comenzar las investigaciones le encontraron fuertes cantidades de pesticida en su cochera, por lo que la prensa de inmediato lo culpó y hasta le dieron el apodo del «Hombre del gas venenoso».

Fue víctima, obviamente, de amenazas de muerte, ataques en su hogar y profundo repudio social, mientras que su esposa había quedado en coma debido a los efectos del gas. Cuando la verdad salió a la luz, cada uno de los periódicos (incluyendo los que no lo habían culpado) se disculparon con él públicamente. Tristemente su esposa pasó años en coma después del ataque, hasta que finalmente murió en 2008.

Víctimas de la misma secta

Asahara no solo mandó asesinar de esta manera. Sus más fervientes seguidores, entre quienes se hallaban miembros de la policía o de la milicia, a veces le avisaban de algún miembro que se estaba «corrompiendo» al no aceptar alguno de los castigos o ideas, como el caso de Shuji Taguchi quien intentó abandonar la secta y fue asesinado por otro miembro de apellido Okazaki.

También ordenó el asesinato del abogado Sakamoto Tsutsumi, quien había demostrado su desacuerdo con Asahara y de hecho había ayudado a algunos miembros a huir de la secta. Sakamoto murió junto con su esposa y su pequeñito de 1 año estrangulados y enterrados en las montañas de Japón central. O como Tadahito Yamaguchi, a quien otro de los fanáticos creyó un espía del gobierno y bajo ese riesgo el líder no se quedaría a esperar que se comprobara lo contrario y también lo mandó asesinar.

Pero este no sería el peor atentado, de hecho a penas había servido de práctica. Asahara planeó que si ocurría un grave atentado que perjudicara a miles de japoneses sería fácil que se culpara en primer lugar a los Estados Unidos, y de este modo comenzara la 3a guerra mundial que tanto esperaban él y sus adeptos para demostrar que él sería su salvador.

El gran ataque al Metro de Tokyo

El 20 de Marzo de 1995, en el Metro de Tokio con 20 millones de usuarios, sería el siguiente escenario.
A las 8 am. en punto se tenía previsto el siguiente ataque más mortal utilizando armas químicas, jamás visto en Japón. Se habían apuntado 5 integrantes de la secta, entre ellos Ikuo Hayashi un cardiólogo respetado, Kenichi Hirose mejor alumno de Física aplicada, Toru Toyoda con maestría en física, Masato Yokoyama ingeniero electrónico y Yasuo Hayashi era especialista en IA.

Cada uno llevaba entre 2 y 3 bolsas con el veneno, a su vez envueltas en papel periódico; llevaban paraguas con punta metálica de pico para con ella perforar las bolsas a la hora acordada y, por si las dudas, cada uno traería consigo 1 jeringa con antídoto. El más nervioso fue Kenichi que en efecto tuvo que ocupar el antídoto por su mala maniobra. Tres de ellos confesarían después que durante el trayecto habían estado a punto de abortar la misión, pero no lo hicieron, aunque lo que sí mermó el ataque fue que la mayoría por una u otra razón no perforaron el total de las bolsas que llevaban, esto hizo que la letalidad del gas no llegara a más personas.

A su modo cada uno cumplió con el mandato y huyeron dispersándose entre la multitud. El gas comenzó a esparcirse no solo en el vagón donde cada atacante había viajado, sino a lo largo de las líneas del metro.
La gente comenzó a toser, a marearse y vomitar; algunos se desmayaron. Los afectados fueron más de 6000, desde cuestiones leves como las mencionadas hasta unas muy graves como perder las capacidades motoras totales, perder el habla, algunos otros la visión y otros también perdieron la memoria. El total de muertos fue de 13 y decenas de personas que quedaron en estado vegetativo; pero esto sólo gracias a que al preparar el sarín no lo hicieron debidamente.

Llegó el final de la secta

Iniciadas las investigaciones, dado que ya se habían levantado denuncias previas sobre Aum, la policía no dudó en que tenía que ir por Asahara y secuaces y seguramente encontrarían hilo de dónde cortar y vaya que tenían razón.
Se llevaron a cabo más de 500 redadas entre cerca de 25 oficinas de Aum.

En los operativos la policía encontró hasta un helicóptero ruso junto con muchísimos químicos para preparar toneladas de gas sarín. Si nos imaginamos un helicóptero esparciendo tanto gas, alcanzaba para matar o herir a gran cantidad de población de Tokio. También había armas, laboratorios y encontraron a muchas personas cautivas ajenas a la realidad exterior, trabajando bajo los influjos del lavado de cerebro que les hacía el gurú y, poqué no; usando también alguna que otra droga para controlarlos mejor.

Después de muchas investigaciones y redadas el 16 de mayo dan con el paradero de Shoko Asahara en una habitación secreta en el complejo de Kamikuishiki y lo detienen. Cabe mencionar que sus intentos por quedar libre jamás cesaron, así que poco antes de arrestar al líder religioso, el jefe de la policía recibió 4 disparos afuera de su casa, afortunadamente sobrevivió. Finalmente y después de 8 años de juicios, en 2004 condenaron a Asahara junto a 6 miembros de la secta a pena de muerte. La pieza clave para dichos arrestos fue uno de los principales atacantes del metro, el Doctor Hayashi quien proporcionó varios datos de personas y lugares. Él recibió solo cadena perpetua.

Fue hasta el 2018 cuando fueron ejecutados los sentenciados. Según las leyes de Japón no se les debe avisar con mucho tiempo a los reos cuándo se les va a ejecutar, tampoco a sus familias ni a la prensa. Por lo que la ejecución ocurre en secreto y se comunica una vez realizada.

Como dato cultural, Aum Shinrikyo se disolvió, pero en su lugar se fundó el grupo Aleph el cual continua muy activo en varias parte de Europa como Rusia entre otros y aún con miles de militantes; ahora bajo el nuevo nombre, la secta se ha disculpado con la población japonesa y sus víctimas por los atentados anteriores; en 2007 otro grupo llamado “Hikari no Wa” (El círculo de la luz del arcoíris) salió a la luz, a pesar de todo lo anterior estos remanentes de Aum Shinrikyo siguen creyendo fuertemente en las enseñanzas de Asahara y esperan el Fin de los tiempos.

FUENTES

https://www.nippon.com/es/features/c01904/

https://www.nippon.com/es/features/h00243/

https://www.elmundo.es/elmundo/1998/octubre/23/sociedad/sarin.html

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