De Frozen a un temible demonio de hielo

Acaba de pasar la Navidad; todavía hay arbolitos y luces por todos lados, se ven todo tipo de adornos cada vez peor hechos aunque no más baratos, al parecer como por la prisa de sacar a tiempo una producción para cumplir con lo que exige la industria más que tratando de hacer bien las cosas. Entre esos adornos, uno de los temas que más predomina en los últimos años, es definitivamente el de la película de Disney: Frozen.

Primero que nada porque siendo Disney, ya es garantía que la mayoría de niñitas quiera tener cualquier cosa de su princesa favorita; pero también porque habla del frío, del invierno que llega junto con esta obligada fecha, de nieve, pieles, abrigos y guantes; del ferviente deseo de la mayoría de los mortales de que sea una época en que se ablanden hasta los corazones más fríos y surjan reconciliaciones y amores lejanos se acerquen. Algo como lo que nos muestra la película al romperse el hechizo gracias al hermoso amor fraternal entre Ana y Elsa, la aparente villana del cuento, quien con su gran poder no solo es capaz de generar miedo y angustia, sino de dar vuelta atrás y lograr un ambiente de calidez, alegría y amor en todo el pueblo.

¡Elsa es tan poderosa! Tanto, que ella misma teme a su gran poder. Hasta que lo libera por completo y así construye un magnífico palacio de hielo, a un monstruo que lo resguarda, armas infalibles. Todo lo que tenga que ver con el hielo es de su dominio total. Aunque nunca la vemos dañar fatalmente a nadie.

Los escritores de Frozen ya han comentado que se inspiraron en un antiguo cuento del danés Hans Christian Andersen, La reina de las nieves. En esta hermosa historia el mal realmente no viene de la reina de las nieves, de hecho de ella se habla muy poco en el texto aún siendo parte medular, y nunca se llega a entender porqué ni cómo llegó a ser la Reina de las nieves, temible más bien por la soledad y vacío que provoca en la persona que elige para saciar su gran anhelo de compañía.

Ilustración de Vladislav Erko

Realmente esta reina no da miedo, sí te secuestra y te pone alguna tarea casi imposible mientras estás al borde de la muerte; pero no lo hace mediante la tortura ni amenazas, además al parecer, si eres amable con ella, te puede mostrar algo de compasión. De hecho te lleva a vivir en el mundo que ella misma vive y padece. Esta reina para ser sinceros no luce tan temible como a quien hoy les quiero presentar.

No sabemos, aunque nos imaginamos, en qué se inspiró Andersen para escribir esta historia, sabemos que los cuentos siempre se han transmitido de boca en boca entre lugareños para dejar enseñanzas a los jóvenes y hablando de frío y nieve como en Rusia, Dinamarca, etc; estos no son males de pocos, sino de todo aquel rincón que se ha visto en algún momento desolado y cubierto de blanco, cazador implacable, silencioso, a excepción del ruido de cuchillas afiladas que provoca el viento a veces. La nieve también la padecen en Japón y para no quedarse atrás, de una forma mucho más terrorífica.

Yuki Onna: La mujer de la nieve

Imagina que estás en Japón en algún bosque, ese bosque se rodea de altos montes y colinas completamente cubiertas de nieve. El frío se clava en los huesos, es tirano, absoluto, lo invade todo al rededor, no hay a dónde esconderse.
Todo es tan blanco y tan parecido que pierdes el rumbo; así que sigues caminando y sigues y sigues; tus pasos cada vez son más lentos y temblorosos. Cuando crees que aún te puedes salvar o encontrar algún refugio, ves a lo lejos una silueta que se mueve, parece una sombra de nieve y solo sobresale una forma envolvente de negro muy profundo, te acercas y la ves mejor: es una bella joven de piel muy blanca, casi trasparente, de cabello muy negro y aún no se percata de tu presencia. Lleva un kimono blanco elegantísimo, su rostro es lo más bello que podrías ver en ese momento; hasta que ella te mire a los ojos.

Sus ojos no son más que dos imponentes agujeros negros, una vez que se claven en ti sentirás su ira, dolor y sed de venganza sin saber qué pudiste haberle hecho y solo tendrás tiempo de dar tu último aliento y sentir el de ella sobre ti para congelarte sin ninguna misericordia, te convertirá en un témpano de hielo sin oportunidad de escapar.

Origen

Dando un vistazo rápido al origen de este personaje podemos decir que los primeros indicios de este demonio de hielo, están en el libro Shogi Shohoku Monogatari (1690), se trata de un yōkai, un demonio o monstruo de la mitología japonesa. La ardua investigación de este primer registro tan importante no logró llevarme a la evidencia, sin embargo, logré encontrar el texto completo del cuento que se cree narra un testimonio verídico de un sobreviviente de ella, de este cuento o «testimonio» solo tomaré un pequeño extracto que anexaré más adelante. También conseguí muchos otros conocimientos acerca de la mitología japonesa; como por ejemplo que nuestro personaje es, para ser más precisos, un ubume.

El origen más común que se cuenta es el de una mujer que se perdió en la nieve y murió terriblemente congelada… estando embarazada. Este hecho es el que la cataloga como una ubume.

En lo que la mayoría de las historias coinciden es en que es totalmente despiadada, sin un gramo de nobleza ni misericordia y juega trucos para engañar a sus víctimas. Por ejemplo: Puede aparecerse con un niño de la mano o un bebé en brazos pidiendo que lo cargues un momento, en el instante en que aceptas ayudar quedas congelado y mueres inmediatamente; otra forma de cobrar víctimas es mientras estás explorando un bosque o colina nevada, ella te puede acorralar en algún peñasco y cuando menos lo esperas te empuja de manera dolosa y traicionera, tal vez se pueda considerar a eso como una muerte piadosa, al ser directa, quien sabe; lo que es un hecho es que nadie la recuerda por ser noble o tierna ni alguien con quien se pueda negociar. Más que tal vez en uno de los sueños que tuvo Akira Kurosawa y que documentó en su obra Sueños, Kurosawa parece que tuvo un verdadero sueño, porque si eso hubiese sido verdad, creo que no la habría contado.

Aquí puedes ver el extracto de la obra de Kurosawa.

¡Cuánto odio hacia los pobres viajeros! Seguro alguno tuvo que ver en su muerte, y haciendo gala de su psicología retorcida, común en los japoneses (lo que es, es); no se le da pedir ayuda a alguien o hacerse notar de alguna manera para que la saquen de ese limbo en el que deambula, sino que prefiere seguir adelante odiando y vengándose.

El cuento de Yuki Onna

En el libro Kwaidan: Cuentos fantásticos del Japón de Lafcadio Hearn, viene el relato más conocido de nuestra protagonista. El autor rescata esta serie de los cuentos ancestrales de Japón que solían contarse de boca en boca o a modo de mitos; como muchos casos de recopilaciones de cuentos antiguos. Por lo que bien Hearn pudo haber agregado o quitado lo que creyó más conveniente. De cualquier modo es una historia muy hermosa pero su conclusión no deja de ser temible y cruel.

En resumen: Había dos leñadores Mosaku, un anciano y Minokichi su aprendiz de 18 años, acostumbraban ir juntos a un bosque y debían vadear un río. Un atardecer perdieron el rumbo, una tormenta helada los sorprendió pero lograron refugiarse en una cabaña algo abandonada, la tormenta era horrible.

Mosaku durmió exhausto de cansancio, mientras Minokichi intentaba dormir de pronto observó a una mujer de blanco muy hermosa entrando a la choza y posándose sobre el anciano exhaló su aliento gélido sobre él matándolo sin que nadie pudiera hacer nada. Después se volteó hacia Minokichi y le dijo «mi intención era tratarte como al otro. Pero no puedo evitar cierta piedad por ti… eres tan joven… Eres un muchacho apuesto, Minokichi, y no te causaré daño. Pero, si alguna vez le cuentas a alguien (aun a tu madre) lo que viste esta noche, lo sabré y acudiré a matarte… ¡Recuerda estas palabras!»

La mujer se había desvanecido y el joven jamás olvidaría aquel encuentro.

Años después de camino a casa conoció a una preciosa chica llamada O-Yuki llena de gracia y que inmediatamente capturó su corazón, fue aceptada por la madre de Minokichi, se enamoraron y se casaron. Amándose mucho y llevando una relación envidiable, los años pasaban y tuvieron uno, luego dos, hasta diez hermosos hijos, O-Yuki era venerada por la comunidad sin embargo, misteriosamente no mostraba señales de deterioro alguno en sus habilidades ni de envejecimiento en su piel.

Una noche O-Yuki cosía y Minokichi la observaba así que recordó algo (a continuación el extracto del que les hablaba):

Al verte allí, cosiendo, con la luz en la cara, evoqué algo extraño que me aconteció cuando tenía dieciocho años. En esa ocasión, vi a una mujer tan hermosa y blanca como tú… en realidad, se te parecía mucho…

O-Yuki respondió, sin alzar los ojos:

—Háblame de ella… ¿Dónde la viste?

Entonces Minokichi le refirió la noche espantosa pasada en la cabaña del batelero, le contó el episodio de la Mujer Blanca que le había sonreído y susurrado, y le describió la silenciosa muerte del viejo Mosaku. Y añadió:

—Ésa fue la única vez, en el sueño o la vigilia, que vi una criatura tan hermosa como tú. No era, por supuesto, un ser humano; y yo le tenía miedo… mucho miedo… ¡pero era tan blanca! En verdad, nunca estuve seguro de si había soñado o si había visto a la Mujer de la Nieve…

O-Yuki arrojó su costura se irguió ante Minokichi, y le gritó:

—¡Era yo… yo… yo!… ¡Era Yuki! ¡Y te dije que te mataría si alguna vez llegabas a mencionarlo!… Si no fuera por esos niños que duermen allí, te mataría al instante. Y ahora, mejor que los cuides muy, muy bien, pues si alguna vez tienen razones para quejarse de ti, te trataré como mereces…

Mientras gritaba, su voz se había aflautado hasta parecer un gemido del viento; entonces se disipó, convirtiéndose en una niebla blanca y rutilante que ascendió hacia el cielo raso y que desapareció trémula, por el agujero de la chimenea… Jamás volvieron a verla.

Así que como ven, hay de hermosas reinas de las nieves a verdaderos demonios de hielo.

2 respuestas a “De Frozen a un temible demonio de hielo

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